Pymes: Una salida segura frente al laberinto de la pobreza

Por: Guillermo Siro – Presidente de la Confederación Económica de la Provincia de Buenos Aires (CEPBA)
La Argentina enfrenta un momento por demás delicado. La pobreza se profundiza, la indigencia golpea con especial crudeza a la niñez, y la fragilidad económica amenaza con consolidarse como crónica. Pero en medio de este panorama complejo, hay actores silenciosos que no solo resisten, sino que proponen: las pequeñas y medianas empresas.
Las trabajadores pymes —que conformamos más del 98% del total de empresas en el país— no somos meros espectadores de la crisis. Por el contrario, nos perfilamos como protagonistas de una reconstrucción posible. Desde nuestro sector, venimos proponiendo un camino concreto: construir una Oferta Exportable con Valor Agregado. Esto significa generar divisas mediante trabajo genuino, con productos transformados, tecnología nacional y empleo calificado, y no depender exclusivamente de la venta de materias primas sin procesar ni caer en la especulación financiera.
La idea nuestra es muy clara: industrializar, innovar y exportar con identidad argentina. Convertir materia prima en esperanza. Desarrollar una real “Fábrica de Divisas” que funcione a partir del Trabajo Decente, que, tal como lo define la OIT refiere al empleo formal, de calidad, con formación continua. Porque el trabajo es más que una fuente de ingresos: es motor de dignidad, inclusión y desarrollo.
Ahora bien, aunque algunas estadísticas oficiales sugieren una leve salida de la pobreza, es necesario poner estas afirmaciones bajo la lupa. La aparente mejora está sostenida, en gran parte, por un dólar artificialmente barato que encarece la Argentina hacia afuera pero genera una falsa sensación de alivio interno.
Sí, se habla de que el país tiene más dólares per cápita que nunca, pero esa abundancia no se traduce en bienestar. El salario promedio sigue siendo insuficiente, incluso medido en moneda extranjera, lo que revela una desigualdad estructural que desvirtúa cualquier narrativa de recuperación.
Por eso, para que esta visión de cambio se materialice, y nuestro escenario de prospectiva sea bien real, se necesita más que voluntad empresarial. Requiere condiciones estructurales: políticas públicas coherentes, tasas de interés razonables, servicios esenciales sin márgenes de ganancia desmedidos, reglas de juego predecibles y fomento al consumo interno. También es crucial avanzar hacia un comercio exterior inteligente, con trazabilidad digital certificada que dé confianza a los mercados internacionales.
La ecuación es simple, aunque bien desafiante: Producción + Mercado + Consumo = Desarrollo. Volver a poner en marcha las máquinas. Capacitar a quienes no accedieron aún a formación profesional. Recuperar la mano de obra calificada. Incentivar el consumo mediante salarios dignos. Incorporar ciencia, tecnología y saberes locales en cadenas de valor intensivas en trabajo.
Argentina se encuentra en una encrucijada histórica. O se continúa por la vía del endeudamiento y la especulación, o se revive la cultura del esfuerzo, la iniciativa privada y el trabajo como herramienta de cambio. Desde el universo pyme, se apuesta por lo segundo. Porque cambiar el futuro no es una consigna abstracta. Es una urgencia concreta. Y empieza hoy.