En Tigre el RIGI no es novedad: “Scioli llega tarde y sin propuestas propias”, dicen Cervetto y Avancini
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Mientras algún oportunista reciclado se despierta tarde con ideas ya debatidas y presentadas en el Concejo Deliberante, en el territorio real las cosas se mueven de otra manera. El reciente anuncio de Nicolás Scioli -quien busca “impulsar un RIGI a nivel municipal para incentivar inversiones”, según replicaron algunos medios- revela una ignorancia supina de lo que realmente sucede en Tigre, no por la propuesta en si, sino por su absoluta desconexión con la realidad legislativa local y con el trabajo ya desarrollado en profundidad por el bloque de concejales de La Libertad Avanza, encabezado por Juan José Cervetto y Diego Avancini.

El RIGI -Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones- piedra angular de la Ley Bases impulsada por el presidente Javier Milei, no es ninguna novedad en Tigre. Ya en 2024 los concejales libertarios presentaron un proyecto de ordenanza concreto para que el Municipio adhiera al RIGI, contemplando todos los aspectos jurídicos y operativos necesarios para su implementación efectiva.

Lo hicieron con el respaldo del Consejo Consultivo Interdisciplinario que los acompaña, y una comprensión real del entramado local, una combinación que dista mucho de los anuncios marketineros de quienes nunca pisaron una sesión deliberativa ni conocen las complejidades de la administración municipal.

La propuesta de Cervetto y Avancini no solo fue la primera en su tipo, sino que se encadenó con otras iniciativas de fondo, como por ejemplo el proyecto de adhesión al Régimen de Regularización de Activos; y la solicitud de corrección del injusto aumento del Impuesto Inmobiliario de ARBA, que ahoga a los vecinos y desalienta inversiones genuinas.

Son hechos concretos que colocan el anuncio de Scioli como una burda puesta en escena: Un rafagazo de marketing político sin impacto local, que elude mencionar que ya existe un proyecto tramitado en el Concejo Deliberante y que ignora a los auténticos referentes del distrito.

Esta planificación integral, orientada no a slogans sino a resultados verificables, contrasta con los dichos de Nicolás Scioli, que terminan disolviéndose en una jugada comunicacional más que en una política pública realista, producto quizás de su falta de convicción partidaria, la que podría explicarse por su pertenencia oportunista a un espacio político que parece usar solo de plataforma, repitiendo frases de Milei como si eso bastara para ser lo que evidentemente no es.

Hablar de un RIGI municipal como si fuera una novedad expone su total desconocimiento del trabajo que efectivamente vienen realizando quienes ocupan una banca desde hace un año y medio, desde donde, aún en minoría, Juan José Cervetto y Diego Avancini han sabido plantar la bandera de la libertad con iniciativas concretas, solvencia técnica, diálogo institucional y convicción ideológica.

Ninguna de esas condiciones parece estar presente en la propuesta tardía del hermano de uno de los peores gobernadores que debieron soportar los bonaerenses, que por mérito solo porta un apellido que, por otra parte, arrastra un rechazo profundo entre los tigrenses, especialmente después de intentos fallidos -como el de 2015- en los que también buscó colarse en la escena local sin trayectoria ni arraigo.

El oportunismo no se agota en Scioli. La falta de rumbo que arrastra La Libertad Avanza a nivel provincial se evidencia también en la sucesión interminable de “coordinadores” que desembarcan en Tigre y no logran articular nada concreto. El último en sumarse a esa lista es José de los Ríos, ex funcionario kirchnerista reciclado ahora en la piel libertaria.

Su breve irrupción -acompañada de fotos, inauguraciones de locales y frases genéricas- no ha tenido correlato alguno en territorio ni en propuestas. Como ya ocurrió con otros coordinadores de papel, su aparición solo confirma el desorden y la ausencia de conducción política real en quienes pretenden representar a Javier Milei desde una oficina, pero sin caminar el municipio ni pasar por el Concejo Deliberante.

No sorprende entonces que muchos vean en esta movida de Nicolás Scioli más un intento de ganar visibilidad que una contribución seria al desarrollo local. Tigre necesita menos discursos vacíos y más compromiso territorial, algo que difícilmente puede lograrse desde la improvisación, el desconocimiento o la portación de apellido. El marketing político puede sumar likes, pero en el mundo real -el de los vecinos, los expedientes y los votos en el recinto- lo que cuenta es otra cosa.

Así, Scioli termina subiéndose a una agenda trabajada por otros, presumiendo de un conocimiento que no tiene y presentando como “innovadora” una idea que ya se está tratando en el Concejo Deliberante desde 2024. Su llegada a Tigre, como intentó hacerlo en el pasado, vuelve a ser leída como una maniobra oportunista en busca de votos sin haber pisado nunca la trinchera legislativa. Una banca no parece estar entre sus verdaderos intereses -lo ha dejado trascender más de una vez- ya que no estaría dispuesto a dejar su sillón en el BICE por una tarea a la que se puede considerar menor.

En definitiva, un actor más de ese elenco estable de improvisados que buscan figurar para obtener beneficios personales, de esos que la casta que Milei dice combatir conoce muy bien. Y es en esa fantasía de actor donde Nicolás Scioli, inevitablemente, se estrella contra la cruda realidad local.